Publico con gusto, y con todo y fotos, el texto integral de Gustavo Bolivar.
No lo apoyaba, pero ahora promuevo el VOTO EN BLANCO. Estos argumentos me han convencido.
Las infamias de Juan Manuel Santos, según Gustavo Bolívar
Santos le subió 8 millones de pesos mensuales a los
Congresistas, pero es indiferente con los 14 millones de colombianos que
deben vivir con $192.000 al mes. Su más grande infamia, según Gustavo
Bolívar
LAS INFAMIAS DEL PODER
LLORA LA DIGNIDAD.
LLORA LA DIGNIDAD.
Hoy 8 de octubre, el Presidente de
Colombia, Juan Manuel Santos, cometió una gran infamia. Incrementó en
50% el salario de cerca de 2.000 altos funcionarios entre ellos
congresistas, ministros y Jefes de organismos de control. Es decir, hizo
pasar de 16 a 24 millones de pesos los sueldos de estos controvertidos
personajes, y también el de ministros y altos dignatarios como el
Procurador General de la Nación. Un gasto para la nación de
192.000.000.000 (Ciento noventa y dos mil millones al año) Lo que
cuestan los semestres de 100 mil estudiantes de ese 88% que termina el
bachillerato y se queda sin poder estudiar.
Duele. Duele mucho. No sé si les
interese pero dan ganas de llorar por no confesar que he llorado. Más
tratándose de un país con 14 Millones 700 mil pobres que según uno de
los beneficiados con este incremento humillante, el Jefe de Planeación
Nacional, tienen que vivir con 192 mil pesos al mes. Duele porque los
pobres tienen que vivir con tan poquito pero los Congresistas, y ya nos
lo había advertido el Senador Corzo, no pueden vivir con 16 millones de
pesos. Tiene que ser con 24 millones al mes, fuera de “comisiones”.
Duele porque de esos 192 mil pesitos el pobre tiene que pagar arriendo,
servicios, educación para sus hijos comida, teléfonos, transporte. Duele
porque de esos 24 millones el Congresista no tiene que pagar nada. Ni
arriendo, ni transporte, ni teléfono, ni salud, ni servicios. Nada.
Duele porque estos dizque “servidores públicos” se sirven de lo público,
legislan para sus amigos poderosos, se enriquecen a costa del erario y
nunca han hecho nada para solucionar los problemas de fondo que agobian
al país que los elige. Duele. Duele porque a diario copan mis mensajes
privados muchos jóvenes desesperados, pidiendo oportunidades para
educarse o trabajar. Duele porque el Gobierno se abstiene de bajar los
precios de la gasolina, los peajes, el IVA y de abolir el 4Xmil que
prometió acabar en campaña, porque “No hay presupuesto”. Duele porque la
lucha de los pocos indignados de este país vio una luz de esperanza en
la demanda de Felipe Zuleta y posterior fallo del Consejo de Estado que
les quitó la prima de vivienda y salud a los Congresistas y no pasó un
mes para que el Gobierno, por decreto y contraviniendo el sentir de toda
una nación, les devolviera esos privilegios. Da vergüenza. Da rabia.
Entiende uno porqué hay gente que se inclina por la lucha armada,
alternativa equivocada y retrógrada que nunca tomaré, pero que hoy más
que nunca comprendo.
Para muchos, especialmente los
indiferentes de mi país, esta es una noticia más, una estadística más, o
quizá una noticia que nunca escucharán, inmersos como están en sus
propios problemas y proyectos personales o en los de los de sus vecinos.
Para mí es una noticia triste y miserable. Creo que, junto con Agro
Ingreso Seguro, programa del Ministerio de Agricultura del gobierno
pasado que regaló miles de millones a ricos, narcos, paras y
terratenientes, esta es una de las más grandes infamias que se han
cometido en mi país contra los menos favorecidos. Los estudiantes
pobres, por ejemplo, para poderse educar deben pedir préstamos a ICETEX
con intereses bancarios y hasta con dos fiadores. Los he visto
afanaditos y angustiados buscando fiadores entre sus familiares pobres,
que no son aptos para fiar, y entre los amigos que no fían a nadie por
las experiencias que ya conocemos. Estudiantes de un país que regala
plata a sus ricos pidiendo préstamos al Estado para poderse educar. Qué
infamia. Y qué me dicen de los trabajadores y campesinos, los que
empujan este país y que deben trabajar 48 horas a la semana y a veces
más para devengar miserables 590 mil pesos. Es decir, un salario 40
veces inferior a los que hoy el Presidente Santos fijó para Congresistas
y altos dignatarios. Ni un Congresista Americano gana 40 salarios
mínimos. Ningún congresista del primer mundo, donde se supone está el
dinero, gana 40 salarios mínimos. Qué infamia.
Ni siquiera si los congresistas
cumplieran con su deber, este sería un acto justo. Pero como son
irresponsables en su mayoría, ausentistas en su mayoría, vendidos en su
mayoría, corruptos en su mayoría, vagos en su mayoría, porque solo
trabajan 3 días a la semana, los que cumplen, porque el grueso de
congresistas asiste solo dos veces y una de ellas firma y se va, este es
un acto provocante, perturbador, insensato y raya en la maldad. Más
cuando a los trabajadores de mi país cada diciembre se les humilla con
alzas que rondan la miserableza. Porque según el Ministro de Hacienda de
turno, otro que pasa a ganar 24 millones mensuales, elevar los salarios
por encima de la inflación anual podría causar un desajuste de la
economía. Sin embargo, esos ministros a los que hoy se les sube el
salario en 50% no dirán que la medida que los benefició es
inflacionaria. Por eso, la discusión en diciembre se centrará en si a
los trabajadores se les suben 18 o 20 mil pesos (400 veces menos de lo
que se les incrementó hoy a los Congresistas y Ministros) ¿Comprenden el
tamaño de la infamia?
Esta alza exagerada e inmerecida de 8
millones mensuales a los personajes más desprestigiados y rechazados del
país, supone una afrenta que no podemos digerir. Tenemos que castigarla
en las urnas. Tenemos que colgarla como una foto obligatoria en el
álbum de los recuerdos imborrables. Yo lo haré. Cada elección la sacaré,
la miraré, respiraré profundo para no convertirme en un monstruo igual a
los que estoy combatiendo, y la llevaré al puesto de votación. Voy a
votar en blanco por esta y 47 millones de razones más.
Si usted amigo lector puede cometer la
hazaña de sacar del submundo fantasioso de la vanidad, el esnobismo, la
indiferencia, la comodidad, el egoísmo, el individualismo y el
importaculismo, al menos a otro compatriota, el país se lo agradecerá.
Pero si no puede no importa. Ya vendrán las nuevas generaciones a juzgar
lo que hicimos. Serán ellas las que se sientan orgullosas o
avergonzadas del país que les dejemos. Yo por ejemplo, siento vergüenza
de mis ancestros. Siento, y lo vivo a diario, que se callaron más de la
cuenta, que se escondieron más de la cuenta y se acobardaron más de la
cuenta, cuando estos que nos gobiernan, montaron desde un Congreso
Corrupto, con la complicidad de una justicia corrupta, este gran negocio
llamado Colombia.
Pueda que usted también amigo lector, si
decide difundir esta lucha, reciba ataques de las personas a quien
quiere salvar de la inmundicia. Es normal. No los culpe. Son víctimas de
un sistema macabro que impide, con todo el poder de sus mafias juntas,
que la educación se masifique. Tenga paciencia. Ni usted ni yo vamos a
ver este país navegando en aguas dignas. Ni usted ni yo, dedicando cada
segundo que nos queda, veremos el sol de la verdad alumbrando cada
escritorio, cada agenda, cada computador, cada bolsillo de los buitres
que anidan nuestras instituciones. Este olor fétido de la corrupción nos
acompañará a la tumba. Y pueda que más temprano que tarde, nos cansemos
de luchar. Habrá otros que tomen estas banderas silenciosas y las
pongan a ondear en la cima solitaria de la indignación.
Hay gente buena luchando por lo mismo en
otros lugares. Nunca los vimos unidos porque aún en las buenas
intenciones hay egoísmo, afán de protagonismo y ambiciones personales.
Pero eso no les quita la nobleza. Son líderes humanos y nada más. Pero
son honestos y la labor sería encontrarlos. Incluso los he visto batirse
como gladiadores frente a feroces y hambrientos leones, en ese circo
romano llamado Congreso de la República, fábrica de leyes corruptas,
acomodadas e injustas. Infortunadamente son pocos y los seguirán
aplastando con mayorías compradas y justicia amañada. A los más
peligrosos para su statu quo los perseguirán, los difamarán y con la
complicidad de los medios de comunicación, beneficiarios de sus
repartijas, harán que usted y yo los odiemos y los insultemos. La prensa
oficial, o sea, el 99% de los medios, hará que las gentes,
especialmente las menos educadas, idolatren a sus propios verdugos.
Pondrán a los ignorantes a defenderlos, como nunca defienden a sus
familias y a sus hijos. Los harán ver por sus ojos y aplaudir sus actos
de odio. Polarizarán la opinión entre buenos y malos y luego, los
pondrán a celebrar con fanatismo las muertes del bando contrario. Y así,
celebrando la muerte, montando sobre sus hombros a los peores hijos de
la patria y endosándoles su poderoso y sagrado derecho a elegir, las
mayorías seguirán aplazando este grito de impotencia que hoy nos consume
a los menos.
Millón por ciento de comprensión hacia
esas pobres mayorías. Con paciencia y argumentos los iremos haciendo
desertar de las filas de la infamia. Poco a poco, con paciencia y
verdad, los iremos despertando. No ahora, no mañana. Para llegar a esa
primavera anhelada, pasarán muchos veranos, muchos otoños y muchos
inviernos. El premio será ver florecer esta democracia marchita. El
premio será ver las flores más delicadas echar raíces en las curules de
aquellos que apestaban con sus culos untados de mermelada. El premio
será, ver muchas orquídeas ondeando sin amenaza de destrucción, en ese
lugar sagrado donde según nuestro pacto social se fabrican las leyes de
toda una nación.
Y mientras llega esa primavera de
colores, pintemos de blanco el fondo del lienzo. Así, la obra maestra
que construyan los que vienen quedará más nítida y detallada. Intentemos
con el voto en blanco, abrir esa puerta a la primavera. Intentemos con
ese voto de protesta, manchar de blanco las negras intenciones de estos
siniestros personajes que secuestraron la política. Liberémosla con
millones de votos dignos y transparentes. Hagamos llover sobre sus
candidaturas dardos blancos de censura moral. Que cada voto en blanco
les haga ver lo canallas que han sido. Que cada voto en blanco los haga
reflexionar sobre lo que han hecho mal para merecer tanto desprecio de
su pueblo. Que cada voto en blanco les apague la sonrisa. Que cada voto
en blanco les frustre el sueño de apoderarse de las riquezas que nos
quedan.
Queda en sus manos amigo lector, hacer
su propio trabajo. Trabajo personal e intransferible. Nadie puede votar
por usted. Nadie puede elegir por usted. El cambio está más a la mano de
lo que usted mismo cree. Está en las urnas. No tiene que matar a nadie,
ni siquiera odiar a nadie. El desprecio basta. Manifiéstelo el día de
las elecciones votando contra la clase política en su conjunto y luego,
cuidando su propio voto para que esos contra los que usted votó, no se
lo apropien y lo pongan a sumar en su favor. Crea. Unidos podemos. Haga
su parte, yo hago la mía. Las lágrimas de impotencia que ha derramado
hoy la dignidad tienen que limpiar el camino hacia la victoria grande.
La gran victoria de la revolución pacífica. La gran victoria del voto en
blanco que significará, la humillación más grande que hayan sufrido los
que nos humillan desde hace 200 años.
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